lunes, 24 de septiembre de 2007

LA LINTERNA DEL ZELDA



Sé que llevo un tiempo sin actualizar decentemente.

He estado ocupado, dedicando los ratos libres que me deja Zombie Western a escribir un guión para un director con el que suelo trabajar.

Nos costó arrancar.

Se trata de una historia muy complicada de concebir. César y yo nos mareábamos mutuamente entre cientos de posibilidades, a cuál más descabellada.

Personalmente, me notaba bastante bloqueado. Y al margen de que mis cosas sean más o menos cutres, no estoy acostumbrado a los bloqueos.

Pero hace unos días descubrí la causa de mi bloqueo. No había vuelto a escribir largos después de Zombie Western. Y va a hacer casi un año que Alby y yo le pusimos punto y final a la primera versión de nuestras marionetas zombies.

Antes de Zombie Western, escribía mis largos al estilo “kamikaze”. Con la cabeza llena de ideas inconexas pero estimulantes, me tiraba de cabeza al teclado, y empezaba a llenar páginas con esa loca esperanza de “ya irá encajando la historia consigo misma conforme vaya avanzando”.

Y se trata de una loca esperanza que solía serme fiel. Fructífera inclusive.

Pero con Zombie Western me vi obligado a recurrir al “otro sistema”. El mismo que tengo que usar cada vez que los crueles infortunios de la vida me llevan a escribir para televisión y demás jodiendas mercenarias.

¿A qué me refiero? Bueno... Cuando intentas contentar a un grupo de Dinamarqueses, debes recurrir a escaletas, esquemas, mapas de tramas. Ya saben... “profesionalidad”, “metodología de trabajo”, y demás palabrejas diseñadas para apuñalar a Peter Pan.

El otro día, examinándome a mí mismo, indagando en las causas de mi bloqueo, me di cuenta de que no había conseguido quitarme el chip Zombie Western.

A pesar de que con César suelo trabajar siempre de una forma más cómoda y espontánea, una inercia demoníaca me inducía a pensar en tramas esquemáticas, escaletadas, estructuradas, trazadas con escuadra y cartabón en tierra estéril.

Así que me obligué a mí mismo a actuar como en los viejos tiempos. Me lancé a escribir, sin tener la más remota idea de lo que iba a escribir. Sin saber de qué trataba la historia que estaba contando. Sin siquiera saber si iba a poder respetar o no las pocas conclusiones que habíamos obtenido el señor Del Álamo y yo en nuestros vagabundeos conceptuales.

Empecé a incluir ingredientes más motivado por la víscera, por el impulso más primario y surrealista, a sabiendas de que corría el riesgo de tener que retroceder más adelante para tacharlos.

Pero el inconsciente es sabio. Incluso mágico. De repente, la historia que teníamos que contar afloró, como eclosionando en el terreno de esas pocas páginas de letras impulsivas.

De repente, todo lo que había metido ahí, sin razón aparente, demostró encajar en un puzzle (macabro, por supuesto) y los caprichos sensoriales de mi conciencia resultaron estar motivados por caprichos simbólicos (bastante más inteligentes, obviamente) de mi inconsciente.

A lo largo de estos días (ya no sé si cuatro, o cinco o seis) he corrido por las páginas de ese guión, intentando salvarme de mí mismo, o de aquello en lo que amenazaba en convertirme, siempre casi a ciegas, con temblorosa fé en que las cosas encajen en páginas venideras.

Escribir ciertos géneros es como correr por los subterráneos con la linternita del Legend of Zelda. Sólo ves lo que te espera dos pasos por delante de ti. El resto son tinieblas, y uno galopa entre ellas con la esperanza de encontrar el cofre del tesoro, pero también con el temor de chocarte de bruces, tarde o temprano, con una pared que te demuestre que no hay salida, que has invertido el tiempo y la energía en andar un camino que no llega a ningún sitio.

Pero siempre hay salida. A veces más fácil de encontrar. A veces condenadamente difícil. A veces te conduce a un sitio que te gusta, a veces no.

Escribir esos “ciertos géneros” es a veces un trabajo parecido al “escapismo”. Encierras a unos personajes en una situación. En una situación realmente jodida, diseñada para no tener escapatoria. Y luego, tú te tienes que encerrar con ellos, y ayudarles a escapar de allí.

Entonces te maldices a ti mismo, como Dédalo, y te preguntas por qué coño diseñaste una prisión tan hija puta. Pero cuando consigues encontrar la salida del laberinto, merece la pena. Ya lo creo que merece la pena. Y te vas a descansar por unas horas, pensando: “Qué Minotauro tan bonito tengo ahí dentro”.

Echaba de menos escribir. Me salva.

Hace un par de horas terminé ese guión del que estoy hablando. No sé si lo he terminado definitivamente, porque estoy esperando a que César apruebe o me arroje a la cara esas veinticinco últimas páginas que he escrito hoy.

Pero, independientemente de que tengamos que hacer dos cambios o cien, tengo esa reconfortante sensación de haber empezado una historia y haberla terminado.

Gracias, César, por haber encendido la chispa.

9 comentarios:

Pani dijo...

Video killed the cinema star.
Comprendo, dicen q los géminis somos imaginativos, q tengas miles d ideas n tu cabeza q forman un puzzle y q frustra tener q quitarle piezas "xra q los dmás lo ntiendan y no se sientan tontos".
Todas las ideas q llevas al P Impasible dmuestran q sigues tniendo una imaginación vívida.
Rspcto a la TV (avísanos dl streno) lo imxtant s stimularnos, hay gnros ya muy usa2.

Juanjo Ramírez dijo...

Pani: Lo peor de todo es que a veces las ideas del Productor Impasible y los guiones que de verdad quiero hacer podrían pasar los unos por los otros ;P

Qué curioso. Los dos que habís contestado de momento, sois géminis. Y yo soy piscis ascendente géminis, así que ya somos dos y medio ;P

Kino: Y yo echaba de menos leerte tan a menudo en los comentarios del blog! Ánimo en los Madriles!

Kike dijo...

Yo también soy géminis aunque francamente dudo de la influencia de los astros en la vida real.

Me han encantado tus metáforas. Son eprfectas. "La linterna de Zelda". No he leído NUNCA una forma más directa y concisa de hablar del proyecto creativo. Y la frase de satisfacción... "Que minotauro tan bonito tengo ahí dentro". Me has emocionado con esa, tio. De verdad.

A ver si nos cuentas de que va tu guión, que tiene buena pinta y recuerda que estamos al tanto de cualquier novedad respecto a Zombies Western.

Anónimo dijo...

A estas alturas ya sabes que esas últimas 25 páginas han sido aprobadas... y con nota.

Sabes que amo el resultado final y que ya estoy liado pensando cómo visualizar el guión sin cargármelo en el proceso.

Gracias a ti, porque creo que yo lo necesitaba casi más que tú (que también lo necesitabas lo tuyo)...

Sniff, sniff.

Juanjo Ramírez dijo...

Kike: ¡Vaya! Parece que de momento sólo estamos comentando géminis y piscis. ¿Dónde se han metido los demás signos ;P?

El guión se podría definir como un thriller, pero no diré más sobre qué trata. Sólo que no es precisamente convencional, ni pa la parrilla de telefilmes de después de comer ;P

Podríamos decir que es como mezclar La Huella, con Dario Argento, con Hitchcock, con Zemekis y con vete a saber qué más (supongo que nosotros mismos) ;P

César: No creo que te cargues el guión en el proceso, porque lo he escrito pensando en cómo te gusta dirigir. Que a estas alturas ya nos conocemos!

Anónimo dijo...

comentario de pasadas publicaciones:

Hace dos días vi x fin Piratas del Caribe en el Fin del Mundo y quisiera añadir que no solo Johny os los come, si no que ademas el capitan Barbosa, quien tb demuestra su amor por los frutos secos dandole uno al monito zombie, lo cual me recuerda dejarte un bonito cover que vi en una tienda de camisetas

http://www.goats.com/store/item/tshirt_zombiepeanut-b1.html

Esta peli pone ademas en boga la duda filosofica que arrojó en su momento el sr Piedrahita, que fue ademas el título de uno de sus libros "un fruto seco flotando en una piscina (o en alta mar en este caso) ¿se puede seguir considerando un fruto seco?

Y sobre el corto que ya había visto hace un tiempo ;) que decir Yeratsun me parece cómico hasta comiendose un paquete de panchitos.

Sobre el video de CQC me uno a los presentadores con lo de estar rodeados de frikis, menuda cara de friki trastornado tiene el que lleva el prota de gritos en las manos, ya pudistes haber contratado a algún modelo (x si akaso añadir k si, esto tb es coña XD)

Anónimo dijo...

Zelda es una de las mayores obras videojueguiles d etodos los tiempos,una obra maestra muy adelantada a su época,con una música y una sensación de inmersión que estaba a años luz de lo que se había visto hasta ese entonces.
El auténtico papá de los RPG en consola.
Suerte con ese nuevo guión.

Anónimo dijo...

Gonzalo, ese guión está esperándote en tu bandeja de entrada, a la espera de que lo leas y des tu sabia opinión al respecto...

Anónimo dijo...

Lo bueno del Zelda, es que, aunque no podías ver más allá de un par de baldosas, todas las piezas estaban allí, en su sitio, esperando a ser iluminadas por tu farolillo.
Supongo que lo que quiero decir es que todas las partes importantes de una buena historia siempre están ahí, sólo necesitas un niño elfo vestida de verde que encuentre la puta espada maestra.

A disfrutar y a jugar al Zelda, que es una de las cosas más divertidas que alguien puede hacer con la ropa puesta...o sin ella...ni la ropa.