martes, 1 de enero de 2008
PÉREZ USKY
Como ven, el regalo estrella de estas navidades ha consistido en una cámara de fotos digital para que, según palabras cuasi textuales de mi padre, "deje de colgar en el blog esas fotos de mierda tomadas con la webcam a través de la ventana".
Lo gracioso de vivir en Canarias, es que uno ve las uvas por duplicado. Las de la medianoche peninsular las vimos a través del Canal Andalucía, ya que mi prima, la guapísima Silvia Medina, daba las uvas en Canal Sur, por segundo año consecutivo.
Aunque su nombre artístico sea Silvia Medina, se trata de Silvia Ramírez Medina, hija de nuestro aclamado director del MANÍcomio, Garpar Ramírez. De casta le viene al galgo-nuez.
Las uvas de la medianoche canaria las vimos en la Televisión Autonómica, tras el habitual, ingeniosísimo y considerablemente gracioso retrato social de Manolo Vieira.
Lo de Manolo estuvo bien. Pero lo de seguir las uvas por la autonómica... ¡Craso error! La transmisión falló en la uva número 7, y las 5 restantes nos las tuvimos que tragar con campanadas imaginarias.
¡Si es que no se puede confiar en una tele que se niega a comprar Gritos en el Pasillo!
Después de las uvas, lo de siempre: Champán, turrón, sidra, jaggermeister, regalos, fuegos artificiales desde tres direcciones distintas, reflejando sus colorines en el mar...
Poco después, la noche se terminó para mí. No salí, ni me encorbaté, ni me fui a mear a ningún lugar en el que los borrachos vomitan.
Otros años sí me ha apetecido un poco de vidilla noctámbula en año nuevo, pero llevo varios días lidiando con un molesto catarro, y tenía la sospecha de que anoche, durante la fiesta, el catarro me iba a pedir salir de una manera más formal. Preferí no darle la oportunidad.
Pero no fue el catarro el único elemento disuasorio. Últimamente siento una especie de "pereza (o perezusky) social". No llega a ser misantropía. Quizá ni siquiera sociopatía. En todo caso, agorafobia.
Y como tengo la suerte de compartir estos momentos con una novia que se siente de manera similar, celebro el advenimiento del 2008 bajo un edredón, y sin corbata.
Con respecto a los nuevos propósitos para este nuevo año y toda esa mierda, cada vez estoy más convencido de que los ciclos del hombre deberían comenzar armonizados con los demás ciclos de la naturaleza y, por tanto, confío en que mi auténtico ciclo comience en primavera, allá por el mes de marzo.
Así que todavía tengo más de dos meses para llegar a ese momento con las maletas existenciales preparadas.
Feliz 2008
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4 comentarios:
Tampoco salí (también por cierta misantropía-agorafobia, pero, sobre todo, por el tremendo catarrazo que vengo arrastrando desde hace una semanita), pero es que en casa se está muy bien, comiendo pistachos y nueces.
En honor a ti, en mi casa también vimos las campanadas de tu tierra, aunque desde TVE.
¡Feliz año!
Yo tampoco salí, pero no puedo poner como excusa el catarro, sino mis normas del Club Diógenes. Otros años solía tomarme las uvas con las reposiciones del canal nostalgia: era genial ver los programas de fin de año de TVE como "Hola, hola 76" o "Viva 87" y ver que la mayor parte de los artistas estaban muertos.
Y lo de las uvas da para muchas ideas dramáticas. Imagino que aún recuerdas la de la anciana que desde hace 80 años SIEMPRE se tenía que tomar las uvas obsesivamente sin saltarse ninguna. Su familia quiere heredar y manipula el reloj de la Puerta del Sol para que las campanadas vayan más rápido que nunca. La pobre anciana se atraganta y muere al no poder llevar el ritmo.
madre mía que prima tienes! un bonbón!
se da un aire a Silvia Abascal...
Peazo prima, efectivamente.
Y regresando a los temas cíclicos, pues yo tampoco salí por que no me gusta. Yo tomé las uvas con la Igartiburu y bueno, este año no me atraganté durante los cuartos ni nada.
Bonitas fotos.
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