Vuelvo a estar en Las Palmas. De manera indefinida.
Todo parece indicar que llega otra de esas temporadas de calma que precede a la tempestad. Creo que fue Amenábar el que dijo una vez que la profesión de director de cine consiste, sobre todo, en esperar.
A mí no se me da bien esperar. Por esos sostengo que no sirvo pa director de cine. A lo mejor hubiese servido para ello en la época dorada de los grandes estudios, con aquellos Billy Wilder, Howard Hawks o Raoul Walsh que hacían sus tres pelis al año, sin sentir cómo sus vidas se estancaban en un mismo proyecto durante demasiado tiempo. Claro que, por otra parte, si hubiese nacido en esa época, gente como Billy Wilder me habría eclipsado, y habría seguido sin servir para ello.
Así pues, mientras tanto, amueblo mi espera con mi juguete preferido: La escritura.
Aprovecharé esta temporada para avanzar en mi novela, e intentaré actualizar el blog a diario, o casi.
La novela me tiene muy contento algunos días, y nada contento otros. Supongo que es una novela que sólo le gusta a una de las dos mitades que me componen. O a cuatro de mis nueve personalidades.
El otro día, cuando colgaba El ataque de los ninjas de Urano, releía la novela y me daba cuenta de que, a pesar de sus imperfecciones, me divertía muchísimo más escribiendo en aquella época. Aunque creo que eso se debe también a que en estos cinco años he cambiado bastante, y me he vuelto bastante más escéptico. No obstante, en los últimos días he tomado la decisión de intentar recuperar aquella ilusión que tenía en “mis comienzos”.
“Mis comienzos”. Joder... Uno lo escribe y parece que han pasado décadas. Pero no. Empecé a escribir en serio en 1999. No hace ni ocho años. Me ancianizo por dentro a marchas aceleradas. Voy madurando, y cuando una fruta madura demasiado, termina pudriéndose. Como dijo Bécquer en una de sus rimas, “el sayo, al parecer nuevo por fuera/ conozco que por dentro ha envejecido."
Aun así, sigo escribiendo. Si dejo de hacerlo, “pierdo cohesión”, como George Stark en La mitad oscura de Stephen King. Necesito la escritura para mantenerme vivo, y me apetece estar vivo, porque tengo cerca de mí el número suficiente de cosas de las que merece la pena disfrutar.
Esta novela número trece está pariéndose de una forma distinta a las anteriores. Si en los casos previos vomitaba las palabras sobre el teclado, en este caso el fenómeno se parece más (como ya he comentado en ocasiones anteriores) a un proceso de destilado. Destilo las palabras. Solamente salen a través de mis dedos cuando las he cribado, cuando me he quedado solamente con lo que considero necesario. Y cuando reviso los capítulos que voy terminando, elimino más palabras de las que añado.
El resultado es más eficaz. Más triste.
Como diría McAuley Culkin en Muchachada Nui, “soy un juguete roto”.
Dentro de poco me sentiré capacitado para escribir el panfleto de las medidas de seguridad de los aviones y convertirlo en algo emocionante.
Seguiré informando. A diario si puede ser.
Todo parece indicar que llega otra de esas temporadas de calma que precede a la tempestad. Creo que fue Amenábar el que dijo una vez que la profesión de director de cine consiste, sobre todo, en esperar.
A mí no se me da bien esperar. Por esos sostengo que no sirvo pa director de cine. A lo mejor hubiese servido para ello en la época dorada de los grandes estudios, con aquellos Billy Wilder, Howard Hawks o Raoul Walsh que hacían sus tres pelis al año, sin sentir cómo sus vidas se estancaban en un mismo proyecto durante demasiado tiempo. Claro que, por otra parte, si hubiese nacido en esa época, gente como Billy Wilder me habría eclipsado, y habría seguido sin servir para ello.
Así pues, mientras tanto, amueblo mi espera con mi juguete preferido: La escritura.
Aprovecharé esta temporada para avanzar en mi novela, e intentaré actualizar el blog a diario, o casi.
La novela me tiene muy contento algunos días, y nada contento otros. Supongo que es una novela que sólo le gusta a una de las dos mitades que me componen. O a cuatro de mis nueve personalidades.
El otro día, cuando colgaba El ataque de los ninjas de Urano, releía la novela y me daba cuenta de que, a pesar de sus imperfecciones, me divertía muchísimo más escribiendo en aquella época. Aunque creo que eso se debe también a que en estos cinco años he cambiado bastante, y me he vuelto bastante más escéptico. No obstante, en los últimos días he tomado la decisión de intentar recuperar aquella ilusión que tenía en “mis comienzos”.
“Mis comienzos”. Joder... Uno lo escribe y parece que han pasado décadas. Pero no. Empecé a escribir en serio en 1999. No hace ni ocho años. Me ancianizo por dentro a marchas aceleradas. Voy madurando, y cuando una fruta madura demasiado, termina pudriéndose. Como dijo Bécquer en una de sus rimas, “el sayo, al parecer nuevo por fuera/ conozco que por dentro ha envejecido."
Aun así, sigo escribiendo. Si dejo de hacerlo, “pierdo cohesión”, como George Stark en La mitad oscura de Stephen King. Necesito la escritura para mantenerme vivo, y me apetece estar vivo, porque tengo cerca de mí el número suficiente de cosas de las que merece la pena disfrutar.
Esta novela número trece está pariéndose de una forma distinta a las anteriores. Si en los casos previos vomitaba las palabras sobre el teclado, en este caso el fenómeno se parece más (como ya he comentado en ocasiones anteriores) a un proceso de destilado. Destilo las palabras. Solamente salen a través de mis dedos cuando las he cribado, cuando me he quedado solamente con lo que considero necesario. Y cuando reviso los capítulos que voy terminando, elimino más palabras de las que añado.
El resultado es más eficaz. Más triste.
Como diría McAuley Culkin en Muchachada Nui, “soy un juguete roto”.
Dentro de poco me sentiré capacitado para escribir el panfleto de las medidas de seguridad de los aviones y convertirlo en algo emocionante.
Seguiré informando. A diario si puede ser.
9 comentarios:
¡Pero si estás empezando! Y has tenido un debut asombroso (e incluso asombrante) con tus frutos secos. El velero avanzaaaaa aunque lo hace lentameeeeeeente. La la la.
Estoy deseando que cuelgues otras divertidas bizarradas como los Ninjas de Urano, seguro que nos asombras con más aventuras literarias.
Y bienvenido al mundo maravilloso de "¿Que mierdas pongo hoy en la web?"
PD-> A mi tampoco me cae demasiado bien el sr. Goldsmith ¡Pero eso no significa que no pueda registrar guiones ajenos!
Goldsman, Kike! Akiba Goldsman. Que a ver si la gente va a pensar que no nos cae bien Jerry Goldsmith! ;P
Y no confundir tampoco con William Goldman, que es LA LECHE tres de cada cinco veces! ;)
Supongo que mi decisón de actualizar a diario (si consigo cumplirla) me llevará más de una vez a visitar de nuevo al Productor Impasible.
Y con respecto a bizarradas literarias, quizá me anime a seguir colgando algunas de cuando en cuando.
Abrazos
Goldsman es mejor productor ("Deep Blue Sea") y doctor de guiones (casi todos los que se filman en Hollywood) que guionista a secas, ya que es demasiado formulista (en sus Batmans, creo que Joel Schumaker tiene tanta culpa como él)... Pero creo que es un tipo muy listo.
Aprovecha el tiempo... Escribe todo lo que puedas, prueba sistemas nuevos... Disfruta de la vida... Sé feliz.
Si yo tampoco es que tenga excesiva manía a Akiba Goldsman. Soy de esa gentuza a la que le gusta la mente maravillosa, por ejemplo.
Lo de los Batman de Schummacher me jode, porque Schummacher me cae tan bien como Batman :P
A mí me gusta hasta "Cinderella Man", e incluso "Yo, Robot"... Pero tengo miedo de lo que ha podido hacer con "Soy Leyenda".
Yo me lo pasé PIPA con Yo-Robot y me emocioné con Cinderella Man.
Lo de "Soy leyenda"... ufff. No he querido ver ni el trailer.
Y eso que nuestro buen amigo Kike lo publicó en su blog hace no mucho.
Pues que sepas que los "infectados" están hechos íntegramente en CGI, provocándome una sensación de fascinación y repulsa, al mismo tiempo, pero que muy rara... Por lo demás parece muy fiel al libro (el perro... uff, el perro).
A mí me parece buena cosa que evolucione tu método,no te sientas violado en tu esencia porque cambie tu modus operandi.
Jajaja a tí lo que te vendría bien sería ser actor un par de años,esperar como nunca habrías creído posible para entrar en el proyecto de OTRO a hacer SOLO lo que te toca..pero bueno,no tengo palabras para decirte lo suficiente que es eso para mí.
Saludaciones.
Publicar un comentario