Creo que ya va siendo hora de deciros que la noticia que di ayer sobre la secuela de Gritos era una INOCENTADA.
Siento que algunos os hayáis indignado ante una noticia falsa. En ningún momento tuve la esperanza de que en un día tan señalado como el 28 de diciembre alguno se lo creyera durante más de medio minuto.
Pero algunos de vosotros incluso os habéis movilizado en vuestros blogs o me habéis escrito mails personales para apoyarme en esto. Solamente deciros que aunque la noticia fuese falta, agradezco muchísimo ese apoyo que me habéis brindado, demostrando una vez más esa desinteresada buena intención que no tiene precio.
Lamentablemente, aunque la noticia es ficticia, está inspirada en cosas que sí sucede cada día en este mundo del cine. Y, si bien yo he tenido hasta ahora la suerte de toparme con productores honrados, no parece ser la tónica general en este mundillo del cine. Y eso nos lo pone difícil a aquellos que queremos hacer el amor con el cine como si fuera una princesa, en lugar de follárnoslo como si fuera una puta barata. (Todo ello, con el mayor de los respetos hacia el gremio de las putas baratas entre las cuáles, como miembro integrante del mundillo audiovisual que soy, no tengo más remedio que incluirme).
Para hacer más creíble la noticia, me he aprovechado de saber que a estas alturas debo se percibido como un ente medianamente quijotesco, más propenso a la impulsividad que al raciocinio.
Pero mi estupidez característica no llega hasta el grado de soltar en internet la secuela de Gritos en el Pasillo. Dicha secuela está escrita desde hace más de un año, pero aún no ha llegado el momento de sacarla a la luz. Lo que hay en el emule es, una vez más, el guión de reptiles del espacio exterior.
Para compensar, añado aquí, una noticia menos espectacular, más sencillita, pero que a nivel personal tiene mucho más significado para mí:
Ayer nuestro querido Gonzi Navas entrevistó a Faemino y Cansado, y les regaló a casa uno un dvd y una camiseta de Gritos en el Pasillo. Ellos aceptaron el obsequio de buen grado.
El hecho de que dos de nuestros héroes de la infancia pongan nuestra peli en su estantería, es un honor. Un honor a un mayor que el que siento al tener aún en la mía el VHS de "Dentro de una manada de pumas".
